Esta pregunta está constantemente en la mente de una madre trabajadora en el posparto, como si fuera fácil el posparto, también hay quienes le sumamos más cosas con estos cuestionamientos. Aún recuerdo el ingreso laboral después de la licencia de maternidad con mi primer hijo, la institución en la que trabajaba fue comprada por otra empresa y yo no sólo me enfrentaba a tomar la decisión de si regreso o no, sino que además pensaba, ¿será que me contratarán o no? y me movía en dos pensamientos: “quiero seguir siendo una mamá trabajadora y seguir disfrutando de mi profesión” y “que pesar dejar a mi bebé tan pequeño donde más necesita de mí”… pero, y si me quedo en casa, será que después si encuentro trabajo? Porque no me gustaría quedarme sin trabajar siempre… jajaja no sé si todas pasan por lo mismo, pero se me volvía un lío el tema y (¡después me di cuenta que no es solo cuando están pequeños que más necesitan de mamá, es en todo momento!!).
Mi experiencia
Hoy les quiero hablar sobre mi experiencia y la quiero compartir porque he pasado por todos los estados de una madre que nunca ha abandonado su rol y que sigue siendo profesional. Reingresé a trabajar a los 6 meses de mi primer hijo, salía de la casa literal con la lágrima en el ojo, a mi bebé lo cuidaba mi mamá, para mí era una gran bendición. Aclaro que mi esposo siempre me decía lo que tu decidas está bien, tienes todo mi apoyo, entonces decidí irme a trabajar en jornada completa cuando mi hijo tenía 6 meses. ¿Y eso está mal? NO, aunque en muchas partes leía, lo mejor que puedes hacer es quedarte en casa con tu hijo, yo no podía procesar eso (yo, en mi individualidad no, partan que mi primer trabajo fue empacando mercados en el éxito a los 16 años) no porque mis padres me lo dijeran, desde que tengo uso de razón vendía cosas y salir, ver otras personas, generar mis propios ingresos ha sido y será parte de mí, creo que, por siempre, además soy muy sociable, me encanta conocer personas nuevas y conversar mucho, el trabajo me permite eso).
A los 6 meses de mi bebé me fui, al parecer muy valiente, pero aún recuerdo subirme al carro en dirección al trabajo muy triste por que el apego que tenía con mi bebé era del otro mundo, pero yo pensaba que me iba a adaptar. A Juan lo cuidaba mi mamá y eso me daba tranquilidad, en el trabajo me extraída la leche y eso me acercaba a él. NO FUI FELIZ, ni superé en ningún momento estar tantas horas sin él, llegaba a las 6 pm a la casa, a bañarlo, darle la comida y acostarlo. El pan de cada día de muchas madres, a las que admiro y me parecen que hacen una labor increíble, porque muchas aprenden a manejar a la perfección estos dos roles. Yo en cambio, aunque estaba en el cargo y la posición que había añorado por años. NO ERA FELIZ y eso era lo más importante.
La renuncia
Renuncie cuando mi bebé tenía 10 meses. ¡Y me dediqué exclusivamente a sus cuidados y al hogar, pensaba, ahora sí esto es lo mío!, nos disfrutamos demasiado, como que nos desquitamos de los 4 meses de trabajo, lo llevaba a todas las clases, los parques, en fin, pasábamos delicioso, pero siempre había algo de nostalgia en mí cuando pensaba en mi profesión que tanto amo. Así que a los 6 meses de estar en casa, para mí que estaba acostumbrada a trabajar desde tan joven, todo empezó a hacerme falta y decidí emprender la búsqueda de un trabajo de medio tiempo, a pesar de esos comentarios: medio tiempo es medio tiempo en la casa y medio tiempo en el trabajo.
Les confieso que en mi caso no pasó y me pude acomodar a la situación y encontrar el balance justo que quería. Con ese medio tiempo nos organizamos muy bien y así estuve 4 años, disfrutando de mi hijo, sus avances y trabajando como me gustaba, además de otras cosas muy valiosas en la vida. Quedé embarazada de Simón, vino el emprendimiento actual y me convirtió el medio tiempo laboral en tiempo completo, así que debí tomar decisiones y me quedé siendo mi propio jefe. Tengo muchos retos cada día y cada semana, pero siempre tratando de ordenar más el tiempo sabiendo que ambas cosas me hacen feliz y me interesa ser feliz porque siéndolo soy mejor persona, mamá y profesional.
A este punto quería llegar.
Regresar o no al trabajo es una decisión muy personal o a veces no se puede decidir, hay que hacerlo. Por lo tanto, les dejo estos consejos:
Si decides salir a trabajar pudiéndote quedar en casa, no está mal, define momentos claves para acompañar a tu hijo, apostándole al tiempo de calidad, se feliz. No critiques a quienes no lo hacen.
Si debes salir a trabajar porque es una necesidad en tu hogar, hazlo con todo el amor, busca estrategias para que ambos se adapten al proceso, puede que no sea fácil al principio, pero como todo, llega el día en que se equilibra la situación y cada día el momento más emocionante será su reencuentro, ofrece tiempo de calidad y eso te hará feliz, si eso no pasa, busca maneras de sustento diferente, lánzate! no estás loca, no pongas en riesgo tu estabilidad laboral, pero emprender también puede ser una opción que te haga feliz.
Si decides quedarte en casa, se feliz, hazlo con todo el amor, disfruta a tu hijo, no te juzgues ni juzgues a quienes no lo hacen.
Y si la confusión es mucha, ensayen, lo peor que puede pasar es que te llenes de experiencias que te hagan ser cada día mejor mamá, mujer y profesional. ¿Quién ha dicho que no se pueden todas juntas o sólo una o dos y ser felices? ¡No piensen en la maternidad perfecta porque no existe, solo existen mamás reales y sus hijos ante todo necesitan mamás felices.